Una verdad incómoda

En Inglaterra, en un parque abierto al público, un cartel atrae la atención de visitante con estas palabras: 'He aquí el animal más feroz y peligroso del mundo'. Intrigado, el visitante penetra en el lugar donde estaría el supuesto animal, pero se halla ante un espejo que le devuelve su propia imagen. Al lado de ese espejo está fijada una lista de las atrocidades cometidas por la Humanidad en su larga historia. Para el visitante es imposible no sentirse afectado por esta constatación sin complacencia, devuelta de manera muy realista por el espejo.

La Palabra de Dios también es un espejo que nos revela quiénes somos en realidad. El diagnóstico bíblico no es simple, hace tres afirmaciones tremendas sobre la condición y naturaleza humana: 
creada buena,
caída y corrompida,
redimida y re-novada (hecha nueva)


1. El ser humano ha sido creado 'muy bueno', inocente, puro, con la posibilidad de 'comer del árbol de la vida', que simboliza a Dios; es decir, con la posibilidad de participar de la misma Vida de Dios.

2. Pero la Humanidad, contenida en Adán, escogió y sigue escogiendo hacer su propio camino independiente de Dios, e incluso contra Dios, por lo que cayó de ese estado 'paradisíaco', y su naturaleza quedó corrompida por esa decisión.
Esta es la verdad incómoda: la raza humana ha venido a ser un engendro muy diferente de lo que salió de las manos de Dios. Y por sí misma no puede cambiar esa situación.

3. Gracias que Dios envió a su amado Hijo para cargar y crucificar en sí mismo esa raza caída, y resucitar como el Hombre nuevo, de modo que los que creen en él de corazón se convierten también en 'nuevas criaturas'.

En esta ocasión, te invito a considerar algo más el segundo punto mirándonos en el espejo de la Palabra de Dios, considerando algunas (sólo algunas) de sus afirmaciones acerca de nuestra naturaleza caída, a la cual se refiere en muchas ocasiones con el término 'la carne':
                                                              Advertencia: NO APTO PARA ALMAS SENSIBLES
- Gn 6:5-6 y 11-12: “Yhaveh vio que la maldad del hombre era mucha en la tierra, y que la tendencia de los pensamientos de su corazón era de continuo sólo al mal. Entonces Yhaveh lamentó haber hecho al hombre en la tierra, y le dolió en su corazón... La tierra estaba corrompida delante de Dios; estaba llena de violencia. Dios miró la tierra, y he aquí que estaba corrompida, porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra”. 
- Salmo 51:5: “He aquí, en maldad he nacido, y en pecado me concibió mi madre”. 
- Jeremías 17:9: “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? 
- Mt 7:11 y Lc 11:13: “Pues si , siendo malos sabéis dar buenas cosas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?
- Mar 7:14-16; 21-23: " Llamando a sí otra vez a toda la multitud, les decía: —Oídme todos y entended. No hay nada fuera del hombre que por entrar en él le pueda contaminar. Pero lo que sale del hombre es lo que contamina al hombre. Si alguno tiene oídos para oír, oiga... Porque desde adentro, del corazón del hombre, salen los malos pensamientos, las inmoralidades sexuales, los robos, los homicidios, los adulterios, las avaricias, las maldades, el engaño, el libertinaje, la envidia, la blasfemia, la insolencia y la insensatez. Todas estas maldades salen de adentro y contaminan al hombre". 
- Jn 3:5-7 “Respondió Jesús: –De cierto, de cierto te digo que el que no nace de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. Lo que nace de la carne, carne es; y lo que nace del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: “Os es necesario nacer de nuevo”. 
¿Por qué iba a ser necesario nacer de nuevo si lo que es nacido de la carne fuera apto para el Reino de Dios?
- Rm 3:9-19.23: ¿Qué, pues? ¿Les llevamos alguna ventaja? Claro que no; porque ya hemos acusado tanto a judíos como a gentiles, diciendo que todos están bajo pecado, como está escrito: No hay justo ni aun uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos se apartaron, a una fueron hechos inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. Sepulcro abierto es su garganta; con su lengua engañan. Hay veneno de serpiente debajo de sus labios; su boca está llena de maldiciones y amargura. Sus pies son veloces para derramar sangre; hay ruina y miseria en sus caminos. No conocieron el camino de paz; no hay temor de Dios delante de sus ojos. Pero sabemos que todo lo que dice la ley, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre, y todo el mundo esté bajo juicio ante Dios... porque todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios..”
- Rm 5: 12.17-21: “Por esta razón, así como el pecado entró en el mundo por medio de un solo hombre y la muerte por medio del pecado, así también la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron... Porque si por la ofensa de uno reinó la muerte por aquel uno..; como la ofensa de uno alcanzó a todos los hombres para la condenación..; Porque como por la desobediencia de un solo hombre, muchos fueron constituidos pecadores... así como el pecado reinó para muerte”.
- Rm 8:7-8: "Pues la intención de la carne es enemistad contra Dios; porque no se sujeta a la ley de Dios, ni tampoco puede. Así que, los que viven según la carne no pueden agradar a Dios. 
- Ef 2:1-3: "En cuanto a vosotros, estábais muertos en vuestros delitos y pecados en los cuales anduvisteis en otro tiempo, conforme a la corriente de este mundo y al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora actúa en los hijos de desobediencia (Satanás). En otro tiempo todos nosotros vivimos entre ellos en las pasiones de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de la mente; y por naturaleza éramos hijos de ira, como los demás.
- Ef 4:17-19: "... no os conduzcáis más como se conducen los gentiles, en la vanidad de sus mentes, teniendo el entendimiento entenebrecido, alejados de la vida de Dios por la ignorancia que hay en ellos, debido a la dureza de su corazón. Una vez perdida toda sensibilidad, se entregaron a la sensualidad para cometer ávidamente toda clase de impurezas".
- Rm 7:18-21: “Yo sé que en mí, a saber, en mi carne, no mora el bien. Porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. Porque no hago el bien que quiero; sino al contrario, el mal que no quiero, eso practico. Y si hago lo que yo no quiero, ya no lo llevo a cabo yo, sino el pecado que mora en mí. Por lo tanto, hallo esta ley: Aunque quiero hacer el bien, el mal está presente en mí”. 
Desconocemos que es el mal el que habita en nuestra vieja naturaleza hasta que dejamos de medirnos con nuestra propia medida y nos confrontamos con la Ley de Dios, que para eso fue dada: no para que la cumpliésemos -no podemos-, sino para que nos conociésemos a nosotros mismos, y nuestra incapacidad para agradar a Dios por nosotros mismos debido a la corrupción de nuestra naturaleza, “porque por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de El; pues por medio de la ley viene el conocimiento del pecado” (Rm 3,20); “porque sabemos que la la ley es espiritual, pero yo soy carnal, vendido a la esclavitud del pecado” (Rm 14). Y así guiarnos a comprender que la salvación, la plena realización de nuestro ser, no la podemos alcanzar por nuestros esfuerzos (eso es la religión, incluida su versión secular), sino por pura gracia; comprender que la Vida (la verdadera) que rechazamos y perdimos, está en el Hijo, y todo aquel que recibe al Hijo, tiene la Vida (1Jn 5,12).

"DE MODO QUE SI ALGUNO ESTÁ EN CRISTO, NUEVA CRIATURA ES" (1Cor 5:17)
P.F. Obed

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