¿Cansados y agobiados?

Por más que avanza la ciencia, la técnica, la cultura, la abundancia de cosas materiales, los seguros de vida y la civilización del bienestar y el progreso, el corazón humano no ve satisfecha la sed y el hambre de su corazón. Por más que que consumimos los frutos de nuestra habilidad humana, no nos saciamos, y la insatisfacción y el vacío anidan en nuestro interior. A pesar de que nuestra civilización intenta ocultar este vacío con sus escaparates, sus luces de neón y su brillante fachada, no podemos escapar de la verdad cuando apagamos la luz en la soledad de nuestra alcoba. Podemos aplacar un poco nuestro hastío aferrándonos a cualquier placebo tecnológico que levanta el ánimo, calma la inquietud y parece llenar el vacío cada vez más grande: antidepresivos, drogas legales o ilegales, espiritualidades exóticas, viajes, fútbol, multimedia, vídeo-consolas... Necesitamos estar entretenidos, 'matando' el tiempo, con la voz de la conciencia entumecida.

Ahora encima llega la famosa crisis, y el temor y la incertidumbre se adueña de nuestro corazón. Creíamos que este bienestar que veníamos disfrutando iba a ser eterno, pero ahora sentimos que puede escurrírsenos entre los dedos. Muchos ya están empezando a pasarlo realmente mal.

En medio de esta situación yo me atrevo a decir que tengo BUENAS NOTICIAS para ti, amigo lector: íbamos cuestra abajo y sin frenos a nuestra ruina sin darnos cuenta, pero ¡hay ALGUIEN que nos ama y vela por nuestro bien! Esta crisis es una llamada de atención a nuestra civilización, a cada uno de nosotros: ¿de qué os sirve ganar el mundo entero si perdéis vuestra alma? Buscáis una vida feliz y plena... en los lugares equivocados, y fracasáis, y os cansáis y os agobiáis. "VENID A MÍ TODOS LOS QUE ESTÁIS CANSADOS Y AGOBIADOS, Y YO OS ALIVIARÉ", dice Jesús de Nazaret, el Hijo del Dios Viviente; "YO HE VENIDO PARA QUE TENGÁIS VIDA, Y VIDA EN ABUNDANCIA".

No dice venid a un sistema religioso para cumplir ciertos ritos algún rato a la semana, dice "venid a Mí para que tengáis vida en abundancia". El cristianismo genuino no es religión, ¡es vida! Es experimentar la plenitud de la Vida Divina morando dentro de nosotros, llenando y saciando la sed de nuestro corazón, porque Él creó nuestro corazón, y puso en él eternidad, y sólo Él lo puede saciar.

Sólo hay un requisito: 'Cree en el Señor Jesucristo y te salvarás'. Él vino a entregar su Vida por ti, a entregarte su misma Vida. Si lo crees, Él viene a morar en ti, y llenar tu corazón y tus anhelos más profundos, y abrirte las puertas del Reino de la Vida, y hacerte parte de su Familia, la familia de los hijos e hijas de Dios.

"¡Miradlos cómo se aman!" Eso se decía de los primeros cristianos. Cuando Cristo vive en nosotros vamos siendo liberados de nuestra naturaleza egocéntrica, egoísta, rencorosa, avariciosa, orgullosa... y vamos siendo capacitados para genuinas relaciones de amor y fraternidad. Porque la Vida divina en nosotros no envidia, ni se jacta, ni se hincha orgullosa, ni es grosera, ni busca lo suyo a toda costa, ni se goza de la injusticia, ni lleva cuentas del mal, ni miente, no se aprovecha de nadie... más bien ama verdaderamente: soporta todo con paciencia, es benigna, es fiel y leal, perdona incluso a los enemigos, devuelve bien por mal, incluso entrega la propia vida si es necesario. Por eso aquellos que comparten esa misma Vida en Cristo se convierten en un mismo Cuerpo, el Cuerpo de Cristo. No una organización religiosa, sino una comunión de hermanos y hermanas en Cristo Jesús.

Esto es imposible para los hombres, por eso sabemos que la Vida de Cristo es divina. ¡¡Pero esta Vida está a nuestra disposición!! ¡¡Reconciliémonos con Dios!! ¡¡Reconozcamos que hasta ahora hemos vivido nuestra vida independientes de Dios!! ¡¡Él desea ardientemente ser la Vida de nuestra vida!!. ¡¡Abrámosle nuestro corazón!!

"TODO AQUEL QUE CREE EN MÍ, TIENE VIDA ETERNA"

¡Hay tantas cosas que compartir del Señor Jesús! En Él están escondidos todos los tesoros de sabiduría y de vida que anhela nuestro corazón y necesita nuestro mundo... Sí, Él está trayendo los Nuevo Cielos y la Nueva Tierra en que habita la justicia y la paz, en que Dios consolará las lágrimas de todo ojo y el velo de la muerte será quitado de encima de las naciones.
P.F. Obed

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