Hitos en la biografía de Jesús, el Cristo, el Hijo del Dios viviente

(para meditar en oración)

El Dios de la gloria (Hch 7,2),
único Dios verdadero (Jn 17,3),
el Creador de todas las cosas (Gn 2,4; Hch 17,24),
el Sustentador de todas las cosas (Hb 1,3),
aquel que es Eterno (Sal 135,13),
la Roca de los siglos (Is 26,4),
que habita una luz inaccesible (1Tim 6,16),
Inmortal (1Tim 1,17; 6,16),
Invisible (1Tim1,17; Col 1,15; Jn 1,10),
del cual proceden todas las cosas (1Cor 8,6),
la Fuente de Aguas Vivas (Jer 2, 13),
el Rey de toda la tierra (Sal 47,7),
el bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes y Señor de Señores (1Tim 6,15),
el Juez de toda la Tierra (Gn 18,25; Sal 94,2; Hch 17,31),
el Creador de Israel, el Redentor de Israel, el Santo de Israel, el Rey de Israel (Is 43,14-15)
el cual es Amor (1Jn 4,8),
y Luz sin tiniebla ninguna (1Jn1,5),
el Señor Dios Todopoderoso que es, que era y que ha de venir (Ap 11,17),

se reveló a los hombres (Ex 3,14; Jn 1,18),
habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras por los profetas (Hb 1,1),
pero dándosenos a conocer en estos últimos días por medio de Su Hijo (Hb 1,2a; Jn 1,18),

que es su Palabra y Dios con Él (Jn 1,1),
el Unigénito del Padre (Jn 1,14.18),
engendrado por la Eternidad (Prov. 8, 24-25; Hb 1,5; Jn 5,26)
uno con el Padre (Jn 10,30),
Imagen de Dios (2Cor 4,4), del Dios invisible (Col 1,15),
Resplandor de Su Gloria y Carácter de su Ser (Hb 1,2-3),
por medio del cual todo fue creado (Hb 1,2; Jn 1,3; Col 1,16),
y todo es sostenido (Hb 1,3; Col 1,17),
y para el cual son todas las cosas (Hb 1,2; Col 1,16),
el Heredero de todo (Hb 1,2),

que siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a qué aferrarse
(Flp 2,6),
sino que se hizo carne (Jn 1,14),
desde el vientre de la virgen María (Mt 1,20; Lc 1,31),
la Vida eterna, que estaba con el Padre, y se nos manifestó (1Jn 1,2)
hecho semejante a los hombres (Flp 2,7),
en el cual habita corporalmente toda la Plenitud de la Deidad (Col 1,19; 2,9),
nació en Belén
(Lc 2,15),
descendiente de Abraham (Mt 1,1),
de la tribu de Judá (Ap 5,5),
del linaje del rey David (Ap 22,16),
en tiempo del emperador César Augusto durante el censo de Cirenio (Lc 2,1-2);

se crió en Nazaret de Galilea (Lc 2, 39; Mt 2,22-23),
creció en estatura, gracia y sabiduría delante de Dios y de los hombres (Lc 2,52),
y por lo que padeció aprendió obediencia (Hb 5,8),
fue tentado en todo igual que nosotros, pero nunca cometió pecado (Hb 4,15),
Hombre verdadero y perfecto (Is 53,9;Ef 4,13),
el más hermoso de los hijos de los hombres (Sal 45,2),
aunque no desde el punto de vista humano (Is 52,14),
ungido por Dios con el Espíritu Santo y con poder (Hch 10,38),
recorrió Israel predicando el Evangelio del Reino de los cielos, y sanando toda enfermedad y dolencia en el pueblo (Mt 4,23),
pasó haciendo el bien y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con Él (Hch 10,38);

dando a conocer al Dios que nadie ha visto jamás
(Jn 1,18),
especialmente cuando murió en la cruz por nuestros pecados (1Cor 15,4),
el Mesías, el Rey de Israel (Jn 4, 25-26),
Luz de las naciones (Is 42,6),
Salvador del mundo (Jn 4,42);
fue sepultado, y en espíritu predicó a los espíritus encarcelados que desobedecieron en los días de Noé antes del diluvio (1Pe 3,18-20),
resucitó corporalmente al tercer día (1Cor 15,4-8),
y fue visto, oído y palpado así por sus apóstoles (Lc 24, 36-46; Mc 16,9.12; Hch 2,32; 10,39-41),
a los cuales comisionó como testigos (Mt 28,18-20; Mr 16,11-18); Lc 24,47; Hch 1,3-8),
ascendió corporalmente al cielo (Hch1,9-11; Mr 16,19),
convirtiéndose, como hombre, en mediador entre Dios y los nosotros (1Tim 2,5),
sentándose a la diestra de la Majestad (Hb 1,3; 8,1),
en el Trono del Padre (Ap 3,21),
recibiendo, como hombre, el Espíritu Santo, siendo hecho Espíritu vivificante,
y derramándolo en sus discípulos (Jn 20,22; Hch 2,33; 1Cor 15,45),
constituido así Cabeza de su Cuerpo, que es la Iglesia (Ef 1,22-23; Col 1,18a)
desde el cielo intercede por los creyentes
(Rm 8,34; Hb 7,25;),
y todos sus enemigos fueron puestos debajo de sus pies (1Cor 15,24-28),
siendo ya vencedor sobre todos ellos (Hb 2,8-9).

Volverá en gloria y majestad (Mt 24,30),
corporalmente, con su mismo cuerpo en que vivió, murió y resucitó en la tierra (Hch 1,1; Ap 1,7),
para juzgar y establecer el reino milenial (Ap 11,15; 20,4-5),
vivificando a los que son suyos, en la primera resurrección (1Cor 15,23; Jn 5,29a)
y habiendo arrebatado a su Iglesia (1Tes 4,15-17),
transformada y resucitada a su semejanza (Flp 3,21),
compañera Suya (Sal 45, 8-17).

Y luego el fin, cuando Cristo termine de someter bajo sus pies a todos sus enemigos (Ap 20,7,10; 1Cor 15, 24-28),
juzgue las naciones del mundo (Mt 25, 31-46; Ap 20,11-15),
y entregue el reino al Dios y Padre, y Él mismo se le sujete (1Cor 15,24-28);
y el Padre hará un cielo nuevo y una nueva tierra (Ap 21,1), en que habita la justicia (2Pe 3,13),
y descenderá de junto a Él la Santa Ciudad, la Nueva Jerusalén (Ap 21,2),
la Jerusalén de arriba, libre, madre de todos los creyentes (Gal 4,26)
la ciudad que tiene firmes fundamentos y cuyo arquitecto constructor es Dios (Hb 11,10),
dispuesta como una novia para su marido (Ap 21,2),
el tabernáculo de Dios con los hombres(Ap 21,3),
para la cena de Bodas del Cordero, Cristo Jesús (Ap 18,7-9),
presentándosela a sí mismo, una iglesia gloriosa, santa y sin mancha (Ef 5,27),
teniendo la gloria de Dios y siendo el Cordero su Sol (Ap 21,23),
a cuya luz caminarán las naciones llevándole a ella su honor y gloria (Ap 21,24-26).

Y el que está sentado en el Trono hará nuevas todas las cosas (Ap 21,5),
y Dios el Padre será todo en todos (1Cor 15,28).

(Adaptación y ampliación de un fragmento del primer capítulo de 'Consideraciones acerca de la Iglesia' de G. Ianfrancesco, en
http://cristianogiv.zoomblog.com/archivo/2007/01/18/consideraciones-Acerca-De-La-Iglesia-e_3.html)

Comentarios

  1. Gloria al Señor, hermana!! Gracias por sus maravillas. Y gracias por visitarnos, espero le sea de bendición.

    Gracia y paz!

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