Si Cristo no hubiera venido... ¡Pero ha venido! ¡Y VA A VOLVER!!

A Dios nadie le ha visto jamás; el Unigénito Dios, Jesucristo, que está en el seno del Padre, Él ha venido y nos lo ha dado a conocer. La Palabra viviente de Dios se hizo carne y habitó entre nosotros, y manifestó su gloria delante de muchos testigos, que han transmitido fielmente Su Testimonio asistidos por Su Espíritu (= el Nuevo Testamento).

"Si yo no hubiera venido ni les hubiera hablado, no tendrían pecado; pero ahora no tienen excusa por su pecado" (Juan 15:22).

Después de morir en la cruz por los pecados del mundo entero, resucitó de entre los muertos y envió a sus discípulos al mundo entero hasta el final de esta era para anunciar las Buenas Noticias:

"Dios ha enviado un mensaje a los hijos de Israel, anunciando las buenas nuevas de la paz por medio de Jesucristo. El es el Señor de todos. Vosotros sabéis el mensaje que ha sido divulgado por toda Judea, comenzando desde Galilea, después del bautismo que predicó Juan. Me refiero a Jesús de Nazaret, y a cómo Dios le ungió con el Espíritu Santo y con poder. El anduvo haciendo el bien y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él. Y nosotros somos testigos de todas las cosas que él hizo, tanto en la región de Judea como en Jerusalén. A él le mataron colgándole sobre un madero, pero Dios le levantó al tercer día e hizo que apareciera, no a todo el pueblo, sino a los testigos que Dios había escogido de antemano, a nosotros que comimos y bebimos con él después que resucitó de entre los muertos. El nos ha mandado a predicar al pueblo y a testificar que él es el que Dios ha puesto como Juez de los vivos y de los muertos. Todos los profetas dan testimonio de él, y de que todo aquel que cree en él recibirá perdón de pecados por su nombre" (Hechos 10:36-43).

"Y les dijo: "Id por todo el mundo y predicad las Buenas Noticias a toda criatura. El que cree y es bautizado será salvo; pero el que no cree será condenado" (Marcos 16:15-16).

El tiempo de gracia se acaba, la oportunidad para arrepentirse y recibir la salvación llega a su fin. La segunda venida de Jesús, en gloria y poder, para hacer justicia y establecer su Reino sobre esta tierra está al caer. Él pondrá fin al imperio de la Bestia, el Anticristo, que pronto se va a manifestar para, ayudado por la religión falsa, imponer a todas las naciones la adoración a Satanás. El engaño que viene va a ser monumental. Todo aquel que no esté bien asentado sobre la Roca de la Salvación, será arrastrado por esa corriente maligna. Va a ser un tiempo de sufrimiento para todos sin igual: "...porque entonces habrá gran tribulación como no ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni habrá jamás. Si aquellos días no fuesen acortados, no se salvaría nadie; pero por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados" (Mateo 24:21-22). En esta conflagración final entre el Reino de Dios y el Reino de Satanás, todo mortal será obligado a tomar partido, en qué lado va a sufrir: si perseguido por el Anticristo, o bajo las plagas de la ira de Dios.

"¡Temed a Dios y dadle gloria, porque ha llegado la hora de su juicio! Adorad al que hizo los cielos y la tierra y el mar y las fuentes de las aguas (...) "¡Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe su marca en la frente o en la mano, él también beberá del vino del furor de Dios que ha sido vertido puro en la copa de su ira, y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y delante del Cordero. El humo del tormento de ellos sube para siempre jamás. Y no tienen descanso ni de día ni de noche los que adoran a la bestia y a su imagen, ni cualquiera que recibe la marca de su nombre" (Apocalipsis 14:7.9-11).

Las señales de que todas estas cosas están muy cerca anunciadas por Jesús se están cumpliendo casi completamente. El mundo va a ser removido hasta sus cimientos para que sólo quede el inconmovible Reino de Jesucristo.

P.F. Obed

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