Salvarse ¿de qué? ¿cómo?


Dios quiere que todos los seres humanos se salven y lleguen al pleno conocimiento de la verdad” (1Tim 2:4). ¿Que se salven de qué? ¿cómo?.

Nuestros primeros padres nos transmitieron una 'carne' (naturaleza) caída, dañada por el veneno de la rebelión satánica, una naturaleza 'pecadora' (Rm 5:19): así como el pecado entró en el mundo por medio de un solo hombre y la muerte por medio del pecado, así también la muerte pasó a todos los hombres, POR CUANTO TODOS PECARON” (Rm 5:12); la libertad humana quedó vendida al poder del Pecado (Rm 7:14), de modo que no puede dejar de transgredir la Ley de Dios, es incapaz de obedecer a Dios (Rm 8:7); y por tanto, está bajo el juicio condenatorio de Dios (Rm 3:19) que ha determinado ponerle fin, está a la espera de que se ejecute la sentencia y la ira de Dios sea derramada (Rm 1:18; 2:5: Ef 2:3).

Pero Dios envió a su Hijo en carne mortal (Gal 4:4) como 'el último Adán' (1Cor 15:45), para recapitular en Cristo toda la vieja raza humana caída, expiar los pecados de toda la Humanidad (1Jn 2:2), y crucificarla en la cruz (Rm 6:6), ejecutando su justo juicio. “Ciertamente él llevó nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores. Nosotros le tuvimos por azotado, como herido por Dios, y afligido. Pero él fue herido por nuestras transgresiones, molido por nuestros pecados. El castigo que nos trajo paz fue sobre él, y por sus heridas fuimos nosotros sanados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas; cada cual se apartó por su camino. Pero Yhaveh cargó en él el pecado de todos nosotros. El fue oprimido y afligido, pero no abrió su boca. Como un cordero, fue llevado al matadero; y como una oveja que enmudece delante de sus esquiladores, tampoco él abrió su boca” (Isaías 53:4-7).

Pero al tercer día Dios Padre levantó a Jesús de entre los muertos como 'el Segundo Hombre' (1Cor 15:47), Cabeza de una nueva Humanidad reconciliada y renovada (Col 1:15-20), “creado a semejanza de Dios en justicia y santidad de verdad” (Ef 4:24).

Por eso, aunque antes Dios pasó por alto los tiempos de la ignorancia, en este tiempo manda a todos los hombres, en todos los lugares, que se arrepientan; por cuanto ha establecido un día en el que ha de juzgar al mundo con justicia por medio del Hombre a quien ha designado, dando fe de ello a todos, al resucitarle de entre los muertos” (Hcho 17:30-31).

La gracia salvadora de Dios se ha manifestado A TODOS los hombres” (Tit 2:11), la cual levanta y capacita la libertad caída del ser humano para que pueda aceptar la salvación de Dios en Cristo.

Y ahora, todos los que creen de corazón estas Buenas Noticias (Evangelio) son salvos (Rm 1:16-17), todo aquel que confiesa con su boca que Jesús es el Señor, y cree en su corazón que Dios le levantó de entre los muertos, será salvo (Rm 10:9). Todos los que reciben a Cristo por la fe, son 'nacidos de nuevo' con derecho a ser hijos de Dios (Jn 1:12-13; 3:1-21), recibiendo el perdón de sus pecados y vida eterna (Hch 2:38).

De modo quede tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que cree en él no es condenado; pero el que no cree ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. Y ésta es la condenación: que la luz ha venido al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas” (Jn 3:16-19).

El Espíritu de Dios Padre y de Jesucristo está contendiento con todo ser humano para que se vuelva a Cristo, el Salvador del mundo. Por muchos medios ilumina, enseña la verdad a la conciencia, trata de convencer acerca de nuestra condición caída, advierte de los caminos de muerte, llama a la puerta una y otra vez... Quien le escucha y le abre la puerta, quien depone las armas de su rebelión, quien viene a Jesús, se salvará.

Pero quien una y otra vez rechaza su voz, irá perdiendo capacidad para reconocer la verdad, cada vez le será más difícil distinguir la luz de las tinieblas, y un día, por no haber tenido amor a la verdad, Dios le entregará irremediablemente al poder del engaño:

"Porque ya está obrando el misterio de la iniquidad; solamente espera hasta que sea quitado de en medio el que ahora lo detiene. Y entonces será manifestado aquel inicuo, a quien el Señor Jesús matará con el soplo de su boca y destruirá con el resplandor de su venida. El advenimiento del inicuo es por operación de Satanás, con todo poder, señales y prodigios falsos, y con todo engaño de injusticia entre los que perecen, POR CUANTO NO RECIBIERON EL AMOR DE LA VERDAD PARA SER SALVOS. Por esto, Dios les enviará una fuerza de engaño para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia" (2Tesalonicenses 2:7-12).

"La Sabiduría (Cristo) hace oír su voz en las calles; clama en la plaza pública. La Sabiduría clama a los que están reunidos frente a la entrada de la ciudad y a las multitudes por la calle principal:
'Simplones, ¿hasta cuándo insistirán en su ignorancia? Burlones, ¿hasta cuándo disfrutarán de sus burlas? Necios, ¿hasta cuándo odiarán el saber? Vengan y escuchen mi consejo. Les abriré mi corazón y los haré sabios'.
Los llamé muy a menudo pero no quisieron venir; les tendí la mano pero no me hicieron caso. No prestaron atención a mi consejo y rechazaron la corrección que les ofrecí. ¡Por eso me reiré cuando tengan problemas! Me burlaré de ustedes cuando les llegue la desgracia, cuando la calamidad caiga sobre ustedes como una tormenta, cuando el desastre los envuelva como un ciclón, y la angustia y la aflicción los abrumen.
Entonces, cuando clamen por ayuda, no les responderé. Aunque me busquen con ansiedad, no me encontrarán. Pues odiaron el conocimiento y decidieron no temer al SEÑOR. Rechazaron mi consejo y no prestaron atención cuando los corregía. Por lo tanto, tendrán que comer el fruto amargo de vivir a su manera y se ahogarán con sus propias intrigas. Pues los simplones se apartan de mí hacia la muerte. Los necios son destruidos por su despreocupación.
En cambio, todos los que me escuchan vivirán en paz, tranquilos y sin temor del mal" (Proverbios 1:20-33).

'Yo soy La Verdad' (Jesús de Nazaret. Jn 14:6)

P.F. Obed

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