Tristeza por mis amigos católicos (nota publicada el día de la elección del nuevo papa, Bergoglio)

  Digo la verdad en Cristo; no miento. Mi conciencia da testimonio conmigo en el Espíritu Santo de que tengo una gran tristeza y continuo dolor en el corazón; porque desearía yo mismo ser separado de Cristo por el bien de mis hermanos... (Rom 9:1-3)", los católicos.

Es cierto que muchos son contados como católicos de forma sólo nominal, sólo por tradición y costumbre social. Pero son millones los católicos sinceros, con un profundo amor por Cristo, y vidas tan entregadas, en ocasiones hasta el heroísmo... Pero desgraciadamente la buena voluntad y la buena intención no es garantía contra el error, y yerran el blanco por el engaño del sistema religioso que los tiene cautivos y los desvía de 'el Camino del Señor' (Hechos 18:25). "Porque yo les doy testimonio de que tienen celo por Dios, pero no de acuerdo con un conocimiento pleno" (Rm 10:2). El error se vence con el conocimiento de la verdad... y con la voluntad subsiguiente de abandonarlo, cueste lo que cueste.

Es sumamente difícil para un creyente aceptar que su fe, profesada sinceramente, habitualmente recibida de seres queridos, que ha moldeado su identidad desde la infancia, ha sido abducida por un sistema religioso que es una falsificación, una falsificación del cristianismo muy bien elaborada. Si además uno vive de ese sistema, la cosa se complica aún más... Es mi propia experiencia.

Es muy difícil y doloroso, pero es un derecho y un deber que mis hermanos católicos conozcan la verdad acerca del sistema religioso católico, conformado lentamente a lo largo de muchos siglos, mediante un proceso en el que se han ido mezclando sutil y orgánicamente elementos válidos del cristianismo bíblico y genuino con:

- tradiciones, costumbres, prácticas y estructuras de hombres, colocadas al mismo nivel y por encima de la  Palabra de Dios, invalidándola así de hecho (Mc  7:1-13);

- creencias y prácticas paganas, introducidas en la Cristiandad por millones de personas que fueron 'cristianizadas' por la fuerza cuando el proto-catolicismo fue impuesto por el Imperio;

- teologías elaboradas para justificar todo lo anterior, funcionando como una lente que filtra la comprensión de la Palabra de Dios, y sólo permite 'ver' en ella lo que ha sido elaborado por ese sistema religioso.

Es difícil y doloroso, pero las buenas noticias es que no se trata de perder lo que para uno es tan valioso, no se trata de apostatar de la fe en Jesucristo y apartarse de Su Iglesia, sino de abandonar el sistema religioso que retiene cautiva nuestra fe para reencontrar la genuina fe bíblica, el genuino 'Camino del Señor' (Hechos 18:25), tal como lo enseñó Jesús y sus apóstoles y ha quedado registrado en el Nuevo Testamento (sobre la base del Antiguo) como norma suprema de la fe y la vida cristianas.

El sistema religioso católico impide que las pesonas profesen y experimenten el cristianismo genuino. Básicamente:

- menoscaba la integridad y autoridad de la Palabra de Dios (de donde proceden las demás corrupciones);

- menoscaba la unicidad y exclusividad del papel mediador de Cristo por medio de la introducción idolátrica del culto a María y los títulos a ella adjudicados;

- distorsiona la visión bíblica del ser humano, con todas las implicaciones que ello tiene para comprender la salvación y el vivir cristiano;

- oscurece la naturaleza de la salvación en Cristo y la forma de acceder a ella y disfrutarla, interponiendo un sistema ritual de carácter mágico que crea dependencia de una clase intermediaria (el clero);

- altera la naturaleza de la Iglesia, sustituyendo la forma bíblica de la Iglesia por un sistema a imagen de la estructura jerárquica imperial, incluso con una base estatal (el Vaticano), con una 'cabeza humana' que usurpa funciones y atributos divinos, re-introduciendo la división clero-laicos que fue abolida en Cristo, estableciendo al clero jerárquico como una casta intermediaria de la salvación, y sustituyendo el gobierno directo de Cristo Cabeza sobre la Iglesia en cada localidad por medio del Espíritu, la Palabra y el equipo de creyentes maduros (presbíteros) en cada una de elllas para pastorearlas (cuidarlas) y supervisarlas (episkopeo).

- legitima la idolatría con la introducción del culto a María (con sus decenas de 'advocaciones') y los santos, con la subsiguiente demonización de los fieles, pues tras los ídolos (que no son nada en sí), actúan los demonios, como enseña la Palabra de Dios.

Existen al menos dos figuras, dos precedentes proféticos, de lo que ha ocurrido con el catolicismo.

1) A causa de la idolatría, el reino de Israel fue dividido en dos: Judá al sur e Israel al norte. Cuando cayó el reino de Israel bajo el imperio Asirio, trajeron gentes de Babilonia para repoblar las ciudades de Israel, como Samaría y otras. Se produjo una mezcla sincrética entre la fe en el Dios de Israel y las creencias paganas que traían de Babilonia: por un lado rendían culto a Dios, pero al mismo tiempo continuaban el culto a sus viejos ídolos:
"Todo esto sigue igual hasta el día de hoy. Ellos continúan con sus prácticas antiguas en vez de adorar verdaderamente al SEÑOR y obedecer los decretos, las ordenanzas, las instrucciones y los mandatos que él les dio a los descendientes de Jacob, a quien le cambió el nombre por el de Israel" (2Re 17:34).

Del mismo modo, los paganos que fueron introducidos en la Cristiandad por la fuerza (imperial), trajeron consigo sus creencias y prácticas paganas; cambiaron los nombres de sus viejos ídolos por nombres cristianos, como las diversas advocaciones de María y los nombres de los santos, para poder continuar con 'sus prácticas antiguas'. Y como eso, se introdujeron muchas otras creencias y prácticas, que luego los teólogos trataron de 'cristianizar' con sus argumentos totalmente ajenos a la Palabra de Dios.

2) La principal figura profética de este sistema religioso en el Antiguo Testamento es Babilonia, la madre de la falsa religión y la idolatría, que mantuvo cautivo al Pueblo de Dios durante 70 años (Jr 25:11). En el Nuevo Testamento se habla también proféticamente de una 'Babilonia espiritual' (Ap 17 y 18), bajo cuyo poder también permanece cautivo parte del Pueblo de Dios, y a quienes se dirige esta dramática llamada de Dios:

Salid de ella, pueblo mío, para que no participéis de sus pecados y para que no recibáis sus plagas! Pues sus pecados se han amontonado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus injusticias" (Ap 18:4-5).

Para que no participéis de sus blasfemias, de su idolatría, de su connivencia con dictaduras sangrientas, de su oscura especulación financiera, de su encubrimiento de la pederastia... ¡Salid de ella, pueblo mío!,  ¡Salid de ella, pueblo mío!, ¡Salid de ella, pueblo mío!!.

¡La ira final de Dios será contra este sistema religioso perverso que le ha robado a su Pueblo!! (Ap 18).

Este sistema religioso mundial ha venido así a ser una potente herramienta de control de las personas, muy codiciada por gente poderosa y perversa que siempre ha anhelado dominar el mundo, y que se han ido infiltrando en las altas jerarquías de este poderoso sistema religioso para ponerlo al servicio de sus intereses. Lo terrible es que el último imperio de esta era, el imperio del Anticristo, del que habla la profecía bíblica, está YA haciendo lo mismo...

"Y vi una mujer sentada sobre una bestia escarlata... vestida de púrpura y escarlata... Yo te explicaré el misterio de la mujer y de la bestia que la lleva..." (Ap 17:3.7).

"El que tenga oídos para oír, que oiga"...

P.F. Obed

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