Dios y la violencia II

Algunas claves importantes para comprender al Dios bíblico.

Para los cristianos genuinos y coherentes (no hablo de la cristiandad nominal, ni de los países supuestamente 'cristianos', ni de la supuestamente 'cristiana' civilización occidental), el ejercicio de la violencia no es una opción en ninguna de sus formas. Nuestro Maestro y Rey nos dejó enseñado que no debíamos resistir al malo, que debíamos amar incluso a nuestros enemigos, y devolverles bien por mal, como nuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y hace llover sobre justos e injustos. Jesucristo mismo, siendo quien era, se dejó colgar en una cruz mientras perdonaba a sus verdugos. Los hijos de Dios estamos llamados a la noviolencia por dos motivos:
- en primer lugar, porque Dios es Amor, y como hijos suyos es nuestra misión reflejar en la tierra su naturaleza y carácter;
- y en segundo lugar, porque sabemos que Dios es justo y ama la justicia; que la justicia y el derecho son el fundamento de su trono (es decir, de su gobierno; -Sal 97,2-); que sólo Él, que tiene toda la información, puede hacer verdaderamente justicia, y no nos ha autorizado a hacer justicia a nosotros; que Él ha hecho, hace y hará justicia en la tierra, y nuestra vindicación está en sus manos: “Amados, no os venguéis vosotros mismos, sino dejad lugar a la ira de Dios, porque está escrito: 'Mía es la venganza; yo pagaré, -dice el Señor-'. Más bien, si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; y si tiene sed, dale de beber; pues haciendo esto, carbones encendidos amontonarás sobre su cabeza. No seas vencido por el mal, sino vence el mal con el bien” (Romanos 12,19-21).

Así pues, en el ámbito donde se reconoce el gobierno de Dios y su Cristo, es decir: la Iglesia, la violencia no tiene lugar. Pero desgraciadamente las demás naciones del mundo todavía no reconocen a Jesucristo ni aceptan voluntariamente su gobierno, por lo que siguen haciendo su historia a base de violencia; igualmente Israel, que rechazó la dramática llamada de Jesús. Fue al pueblo judío oprimido por el imperio romano al que Jesús dirigió 'el Sermón del Monte': al soldado que te obligue a llevar su carga un milla ve con él dos, pon la otra mejilla, no resistas al malo, ama a tus enemigos... Jesús les decepcionó al rechazar el mesianismo político que acabaría violentamente con los enemigos para establecer el dominio de Israel sobre las naciones, no entendieron que entonces apenas se estaba inaugurando el tiempo de la gracia; al contrario, les advirtió repetidamente que su supervivencia dependía de que se convirtieran a Él y aceptaran el camino del amor como hijos del Padre que hace salir el sol sobre buenos y malos, y profetizó que debido a su dureza de corazón, a haber rechazado 'lo que conduce a la paz', Jerusalén y el Templo serían destruidos hasta no quedar piedra sobre piedra, lo cuál se cumplió en el año 70 cuando Roma aplastó la rebelión judía. A pesar de todo, Dios tiene un compromiso especial con el Israel terrenal por causa de la promesa hecha a sus padres, y aunque han sufrido duro castigo durante siglos por su rechazo del Mesías, ha comenzado el tiempo en que recibirán misericordia.

De todos modos, Dios gobierna igualmente en todo ese ámbito en el que es rechazado (sí, Dios interviene en la Historia), pero teniendo que contar con la violencia existente. Por eso, aunque como cristiano no participo de la violencia, soy consciente con temor y reverencia de que otro de los nombre de Dios es 'Yhaveh Sebaoth': el Señor de los ejércitos...

...Siguiendo la estela de Marción, autor del s.II rechazado por la iglesia primitiva como hereje, muchos ven contradicción entre el supuesto Dios cruel y violento del Antiguo Testamento y el Dios Amor del Nuevo Testamento. Pero esto no es consistente con los datos bíblicos: el Dios del AT es un Dios compasivo y misericordioso que ama con inmensa bondad a todas sus criaturas, y en el Nuevo Testamento se sigue hablando del Dios justo, que hace y hará justicia, que es Fuego consumidor, se habla de su ira, sus castigos, del infierno... El mismo Jesús habló de todo ello (por ejemplo, al menos 8 veces del infierno), y consideró las Escrituras judías como Palabra de Dios inderogable e inquebrantable (Mt 5:17-18; Jn 10:35). A menudo, pues, cuando se habla del 'Dios Amor', no se hace 'conforme a las Escrituras', sino a los propios pensamientos, imaginando una especie de abuelete regordete de pelo blanco que consiente todo y pasa por alto impunemente cualquier maldad. Esto no es más que un ídolo fabricado de acuerdo a la propia conveniencia.

No es legítimo diseccionar arbitraria e interesadamente la revelación integral del Dios bíblico, en la que se armonizan aspectos paradójicos o 'aparentemente' contradictorios: efectivamente Dios es Amor (1Jn 4:8), y a la vez la justicia y el derecho son el fundamento de su trono -gobierno- (Sal 97:2), quiere que todos los hombres se salven y lleguen al pleno conocimiento de la verdad (1Tim 2:4), no quiere la muerte del malvado sino que se convierta y viva (Ez 33:11), es compasivo y clemente, lento para la ira y grande en misericordia y verdad, que conserva su misericordia por mil generaciones, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, pero que de ninguna manera dará por inocente al culpable (Ex 34:6-7), que hace volver sobre el malvado su propia maldad (Sal 94:23), que juzga y disciplina a las naciones con justicia (Sal 94:10), que hace nulos los planes de las naciones y frustra las maquinaciones de los pueblos (Sal 33:10), que manifiesta su ira contra toda impiedad e injusticia (Rm 1:18), la ira venidera que derramará sobre la tierra (1Tes 1:10; Ap 16:1), que enviará al tormento eterno a los que maltrataron a 'los hermanos pequeños' de Cristo (Mt 25:41-46), que destruirá a los que destruyen la tierra (Ap 11:18), que pagará a cada uno según sus obras (Ap 22,12), que tras el juicio final lanzará al lago de fuego eternamente a quienes no estén inscritos en el libro de la vida (Ap 20:14-15), e incluso castiga y disciplina a los creyentes como un padre a sus hijos para hacerlos partícipes de Su santidad e impedir que sean condenados con el mundo (Heb 12:3-13; 1Cor 11:27-32).
Así ha dicho Yhaveh: 
“No se alabe el sabio en su sabiduría, ni se alabe el valiente en su valentía, ni se alabe el rico en sus riquezas. Más bien, alábese en esto el que se alabe:
en entenderme y conocermeque yo soy Yahveh,
que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra.
Porque estas cosas me agradan, dice Yhaveh” (Jer 9:23-24).

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Es importante comprender ciertos puntos y algunas consideraciones hermenéuticas para poder comprender el sentido del lenguaje bíblico, concretamente los textos bíblicos que vamos a ir citando:

A) Por ejemplo, la relación entre el amor y la justicia de Dios.
Si no comprendemos que uno de los atributos eternos de Dios es la Justicia y no conocemos sus exigencias, jamás podremos apreciar la inmensidad y profundidad de su Amor. Su justicia no puede tolerar el mal y la injusticia en su Creación, no puede pasar por alto el pecado, y su ira está irrevocablemente sobre toda iniquidad y sobre quien con ella se identifique y la practique. Pero en su increíble amor por el mundo hizo algo tremendo para reconciliar al mundo consigo y que el mundo viva: ¡vino Él mismo, en la Persona de su propio Hijo, para cargar con el castigo que nosotros merecíamos! Dios desvió el justo castigo sobre sí mismo, en Cristo, para dar una salida al pecador sin que su Justicia fuese quebrantada. El Justo dio su vida por los injustos, para que todo aquel que cree en Él se salve, de modo que quien le recibe por la fe es salvo para siempre. ¡En esto hemos conocido el amor!. El perdón, pues, se otorga sobre una base de justicia: se otorga a quien recibe al Hijo que ya pagó para satisfacer las exigencias de la justicia de Dios. Pero quien lo rechaza se condena a sí mismo, pues fuera de Cristo ya no queda otra cosa que 'una horrenda expectativa de juicio y de fuego ardiente que ha de devorar a los adversarios' (Jn 3,16-21; Hb 10:27).

Quien rechaza a Dios cuando viene como Gracia, se encontrará con Él como Justicia. Los pueblos que no reconocen al Dios de paz, tienen que vérselas con el Señor de los ejércitos. Quien no recibe al Cordero inmolado, el Príncipe de paz, descubrirá que el Cordero es también un León (Ap 5:5).

B) No está en Dios el origen del mal y la muerte, no fue Él quien los introdujo en el mundo.
Dios creó a la Humanidad con la intención de participarles su Vida eterna, y apostó fuerte al crear seres con libre albedrío. Hizo dos tipos de criaturas libres: los espíritus angélicos y los seres humanos. Ya sé que para la mente moderna cientifista y materialista hablar de 'espíritus angélicos' es mitología, pero nosotros nos regimos por la autoridad de la Palabra de Dios, y la existencia de este tipo de seres espirituales está más que atestiguada por las Escrituras. Dios nos ha revelado en la Biblia que al principio hubo una rebelión en el mundo angélico. Una autoridad angélica, Lucifer/Lucifero/Lucero (conocido desde entonces como 'satanás', es decir, el adversario), quiso usurpar el Trono de Dios, es decir, su Autoridad y Gobierno...

'!Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! ...Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo' (Isaías 14,12-14).

...y arrastró una parte de los ángeles con él en su pretensión. Este espíritu caído es aquella serpiente del paraíso que engañó a la Humanidad (representada en Adán y Eva), para que desobedecieran a Dios, y unirlos así a su rebelión. Allí, en el paraíso, resonaron de nuevo las mismas palabras de rebelión: 'seréis como Dios' (Gn 3,5).

'Hubo guerra en el cielo: Miguel y sus ángeles combatieron contra el dragón. Y el dragón y sus ángeles lucharon, pero no pudieron vencer, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. Y fue arrojado el gran dragón, la serpiente antigua que se llama el diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra y sus ángeles fueron arrojados con él. (Apocalipsis 12,7-9)

Como consecuencia de estos acontecimientos, ocurrieron graves consecuencias que están pesando terriblemente en nuestra Historia Humana:

B1. Esta rebelión contra la Autoridad y el Gobierno de Dios es, según las Escrituras, la esencia del 'Pecado', el cual es ahora un poder que ha sido inyectado en nuestra naturaleza humana, de tal modo que no podemos dejar de ser desobedientes a Dios. Nuestra naturaleza humana ha venido a ser también una naturaleza 'caída', envenenada, vendida al Pecado (Rm 7,14), un engendro muy diferente a la que Dios creó al principio, que no cesa de producir el mal.

B2. “Por esta razón, así como el pecado entró en el mundo por medio de un solo hombre y la muerte por medio del pecado, así también la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron” (Rm 5:12). Como decía, nos es por Dios que hay mal y muerte en el mundo. Claro que en cierto modo es responsable: si no hubiera creado seres libres todo esto se habría evitado. El mal existe en el mundo porque Dios no desea ser amado por autómatas.

B3. Génesis (1:26-28) y la carta a los Romanos (8:19-23) nos dicen que la Humanidad está puesta por Dios como cabeza de toda su Creación, y que el destino de la Creación está indisolublemente unido a las decisiones humanas. Al desconectarse el Hombre de la Fuente de la Vida, ha alterado toda la ecología cósmica, ha introducido en la Creación el veneno de la muerte. La tierra, debido a esta decisión humana, quedó maldita (Génesis 3,17). Cuando la Tierra abrió su boca para 'tragar' la sangre del primer asesinato de la Historia (el de Abel a manos de Caín), esta condición maldita de la Tierra se profundizó (Gn 4,10-12). Y ha 'tragado' mucha sangre y maldad la Tierra desde entonces...

El profeta Isaías confirma esta conexión entre la desobediencia humana y la maldición de la Tierra : “La tierra está de duelo, se reseca; el mundo languidece, se reseca. Languidecen los grandes del pueblo de la tierra. La tierra ha sido profanada por sus habitantes, porque han transgredido las leyes -de Dios-, han falseado el derecho y han quebrantado el pacto eterno. Por esta causa una maldición ha devorado la tierra, y los que la habitan son culpables. Por esta causa se consumen los habitantes de la tierra, y quedan muy pocos seres humanos” (24,4-6).

B4. El mundo entero quedó bajo el poder del Maligno (1Jn5,19a), los reinos del mundo quedaron en su poder (Mt 4,8-9); él es 'el dios de este mundo', que ciega a los hombres contra Dios (2Cor 4,4). Es imprescindible saber, y más para el tema que nos ocupa, que por detrás de los poderes políticos, económicos y religiosos de este mundo se mueven los verdaderos 'poderes fácticos', de naturaleza espiritual: “Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios 6,11-12), y que estos poderes tienen un claro objetivo: impedir que Dios recupere la Tierra para sí, terminar con cualquier rastro del testimonio de Dios sobre la tierra, el cual tiene su representación geográfica-simbólica-espiritual en 'Sión': Mucho me han angustiado desde mi juventud —que lo repita ahora Israel—, mucho me han angustiado desde mi juventud, pero no han logrado vencerme. Sobre la espalda me pasaron el arado, abriéndome en ella profundos surcos. Pero el Yhaveh, que es justo, me libró de las ataduras de los impíos. Que retrocedan avergonzados todos los que odian a Sión” (Sal 129:1-5).

C) El pecado trae consigo su propio castigo.
Porque la paga del pecado es muerte; pero el don de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro” (Rm 6:23). Dios es la Vida y la Fuente de toda vida, por tanto separarse-independizarse-desconectarse de Él tiene como consecuencia natural y lógica la muerte, con toda la corte de manifestaciones que la rodean. Y no hablamos solo de la muerte física, que a todos nos llegará de un modo u otro, y que es sólo un tránsito, sino de lo que la biblia denomina 'la muerte segunda': una existencia eterna frustrada por quedar separada de la comunión con Dios, que es Vida eterna, para la cual fue creada, diseñada y destinada. Y esto nos lleva a otro principio:

D) Desde el punto de vista de Dios, la existencia humana no acaba con la muerte física, lo que está realmente en juego es el destino eterno de la persona; por eso en situaciones límite Dios permite o aplica sufrimiento como advertencia o priva de la vida física (por ejemplo niños en sociedades depravadas) con miras a evitar la verdadera y definitiva muerte.

E) Dios es otro Actor libre en el juego de las decisiones y acontecimientos de la Historia Humana, de hecho es el 'Rey de reyes y Soberano de soberanos'
Tema a Yhaveh toda la tierra; tiemblen en su presencia todos los habitantes del mundo.
Porque El habló, y fue hecho; El mandó, y todo se confirmó.
Yhaveh hace nulo el plan de las naciones; frustra los designios de los pueblos.
El plan de Yhaveh permanece para siempre,
los designios de su corazón de generación en generación.
¡Feliz la nación cuyo Dios es Yhaveh,
el pueblo que El ha escogido como herencia para sí!” (Sal 33:8-12).

En este mundo violento, donde todas las naciones ejercen violencia, Dios se ve obligado a contar con esa violencia que Él no desea ni provoca, y en su sabiduría también mueve sus fichas para llevar adelante sus propósitos respecto de la Historia Humana, en el centro de los cuales, como decíamos, está Israel.

Podríamos decir que hay una voluntad 'positiva' de Dios (su voluntad original) y una voluntad 'permisiva' (lo que no es querido o provocado por él pero permite que ocurra integrándolo dentro de sus propósitos). Es prerrogativa de Dios sacar el bien a partir de los males que otros provocan, y conseguir que todos los acontecimientos producidos por otros agentes libres confluyan en el cumplimiento de Sus propios planes (eso es 'la Providencia divina'). Pongamos dos ejemplos para ilustrar esto:
 
>> Dios usó a Babilonia para castigar a Israel por su idolatría, injusticia, incredulidad e infidelidad para con su Creador (Jr 32:27-43; Esd 5:12), pero usó a Persia para castigar a Babilonia por castigar a Israel (Is 13; Is 14:4-27). ¿Como se entiende esto? Babilonia decidió según sus propios planes imperialistas invadir, entre otros pueblos, a Israel, pero Dios 'se sirvió' de esos planes para producir una purificación espiritual en su pueblo Israel; pero Babilonia se atrevió a 'tocar la niña su ojo' (Zac 2:8), de modo que Dios 'se sirvió' de los planes imperialistas de Persia para castigar a Babilonia y conducir a Israel de regreso a su tierra para restaurar Jerusalén y el Templo (Libros de Esdras y Nehemías).

Porque Yo estoy contigo para salvarte, dice Yahveh, y destruiré (YO) a todas las naciones entre las cuales (YO) te esparcí; pero a ti no te destruiré, sino que te castigaré con justicia; de ninguna manera te dejaré sin castigo... Porque así ha dicho Yahveh: incurable es tu quebrantamiento, y dolorosa tu llaga. No hay quien juzgue tu causa para sanarte; no hay para ti medicamentos eficaces. Todos tus enamorados te olvidaron; no te buscan; porque como hiere un enemigo te herí, con azote de adversario cruel, a causa de la magnitud de tu maldad y de la multitud de tus pecados. ¿Por qué gritas a causa de tu quebrantamiento? Incurable es tu dolor, porque por la grandeza de tu iniquidad y por tus muchos pecados te he hecho esto. Pero serán confundidos todos los que te consumen; y todos tus adversarios, todos irán en cautiverio; hollados serán los que te hollaron, y a todos los que hicieron presa de ti daré en presa. Mas Yo haré venir sanidad para ti, y sanaré tus heridas, dice Yahveh; porque desechada te llamaron, diciendo; Esta es Sión, de la que nadie se acuerda” (Jr 30:11-17).

EE.UU. tiene importantes intereses económicos y geo-estratégicos en Oriente Medio, de los que Dios 'se está sirviendo' en su sabiduría y providencia para ayudar a Israel contra la amenaza islámica. De la misma forma que Israel se salvó o fue ayudado en otras ocasiones críticas por la presencia o influencia providencial de ciertos judíos en las cortes imperiales (José en Egipto, Esdras y Nehemías en la primera Persia, Ester y Mardoqueo bajo Jerjes I...), no es por azar que exista un 'lobby judío' en 'la corte imperial' estadounidense. Todo lo cual no significa que Dios esté respaldando las políticas imperialistas de EE.UU., ni mucho menos: también a EE.UU. le llegará su hora. Las naciones realizan sus planes, pero Dios también.

>> La historia de José (Gn 37-45): José, hijo de Jacob/Israel, fue vendido por sus hermanos a causa de la envidia a unos mercaderes que a su vez lo vendieron a un alto funcionario del faraón; tras varias peripecias, José ganó el favor del faraón y llegó a convertirse en el segundo en Egipto y ministro de agricultura; gracias a su gestión, no sólo Egipto sino mucha gente de otros pueblos pudo sobrevivir a una severa y larga hambruna por la sequía, entre los cuales se encontraba la familia de Israel. Después de toda su atropellada historia, José pudo comprender la mano de Dios encauzando todos los acontecimientos para el bien de Su pueblo y de muchos pueblos: “Entonces José dijo a sus hermanos: ...Yo soy José vuestro hermano, el que vendisteis para Egipto. Ahora pues, no os entristezcáis ni os pese el haberme vendido acá, porque para preservación de vida me ha enviado Dios delante de vosotros. Ya han transcurrido dos años de hambre en medio de la tierra, y todavía quedan cinco años en que no habrá ni siembra ni siega. Pero Dios me ha enviado delante de vosotros para preservaros posteridad en la tierra, y para daros vida mediante una gran liberación (Gn 45:4-7). Observemos esto para entender el lenguaje de la biblia: no fue Dios quien vendió a José, pero Dios 'usó' ese hecho humano, se sirvió de él, para llevar a cabo sus propósitos de vida.

De igual modo, fue Egipto, Asiria, Babilonia, Persia, Grecia, Roma, España, Rusia, Alemania, el mundo árabe... quienes han estado hostigando, persiguiendo, expulsando y exterminando a los judíos; pero a un nivel más profundo, según el lenguaje de las Escrituras, es Dios el que se ha estado sirviendo de esas acciones humanas libres y brutales para conseguir sus propósitos y designios, los cuales, para quienes conocen a Dios, y aunque no siempre se comprendan, son siempre designios justos, designios de bien y de vida, motivados por un Dios que ha demostrado un amor inconcebible por todas sus criaturas: “Porque el nombre de Yhaveh proclamaré. ¡Engrandeced a nuestro Dios! “El es la Roca, cuya obra es perfecta, porque todos sus caminos son rectitud. El es un Dios fiel, en quien no hay iniquidad; es justo y recto. La corrupción no es suya; de sus hijos es la mancha, generación torcida y perversa” (Deut 32:4-5).

Es un enorme alivio saber que la Historia Humana está en manos de Alguien que 1. ama a la Humanidad y respeta profundamente su libertad, 2. tiene absoluta información de todos los factores en juego con sus consecuencias últimas, 3. es realmente justo, y 3. tiene poder para realizar sus planes de justicia y de paz irrevocablemente. Por eso los creyentes nos sujetamos con temor y reverencia al Gobierno de Dios: ¡Oh la profundidad de las riquezas, y de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán incomprensibles son sus juicios e inescrutables sus caminos! Porque: ¿Quién entendió la mente del Señor? ¿O quién llegó a ser su consejero? ¿O quién le ha dado a él primero para que sea recompensado por él? Porque de él y por medio de él y para él son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén” (Rm 11:33-36).

Dios lamenta profundamente la muerte de sus criaturas y todas las manifestaciones que la rodean: enfermedades, desastres 'naturales', guerras... Pero somos los seres humanos los que le hemos dicho a Dios que salga de nuestras vidas, que no queremos ser regidos por sus leyes, que no queremos ser gobernados por Él… Siendo el caballero que Él es, profundamente respetuoso de nuestra libertad que él mismo creó, se retira entonces discretamente. ¿Podemos escandalizarnos del mal o podemos esperar que Dios nos dé Su bendición y Su protección cuando le hemos exigido que nos deje estar solos? Él nos castiga abandonándonos para que hagamos nuestros insensatos caminos, dejándonos 'gustar' los frutos de nuestra loca decisión de independencia, para ver si así recapacitamos y nos volvemos a Él (ver parábola del hijo pródigo Lc 15:11-32).

No obstante el respeto de Dios por nuestra libertad, su fidelidad y su justicia tampoco le permiten abandonar totalmente su Creación al dominio del mal:

F) Dentro del Derecho o las reglas de juego que como Creador Él ha establecido en el universo, existe un límite, un 'colmo', para el mal que puede tolerar sin castigo antes del final juicio universal; el orden de justicia que sostiene el universo así lo exige, de lo contrario sería un 'orden de injusticia', imaginemos lo que ocurriría si los cuerpos cósmicos no obedecieran las leyes puestas por Dios para regir el universo, una sola variación en la trayectoria de los planetas del sistema solar resultaría fatal para la vida en la Tierra... Por ello no conviene olvidar que la libertad humana es relativa, su libertad para el mal es limitada, y nunca queda impune (o uno se esconde detrás de Cristo, que ya pagó por todos, o...). Para ejecutar los castigos correspondientes que mantienen esos límites y restablecen la justicia, Dios puede servirse de las consecuencias del pecado humano en la naturaleza (diluvios, terremotos, sequías...) o de las decisiones libres de otros actores humanos (imperios, naciones, personas, con sus guerras, sus leyes...). Un par de ejemplos:

- En tiempos de Noé la tierra entera había llegado a tal colmo de corrupción que Dios tuvo que decretar el exterminio de la raza humana con el diluvio, sólo la familia de Noé se libró por pura misericordia de Dios: “Yhaveh vio que la maldad del hombre era mucha en la tierra, y que toda tendencia de los pensamientos de su corazón era de continuo sólo al mal. Entonces Yhaveh lamentó haber hecho al hombre en la tierra, y le dolió en su corazón. Y dijo Yhaveh: “Arrasaré de la faz de la tierra los seres que he creado, desde el hombre hasta el ganado, los reptiles y las aves del cielo; porque lamento haberlos hecho.” Pero Noé halló gracia ante los ojos de Yhaveh (Gn 6:5-8). Y ¿qué criatura se atreverá a altercar con el Creador?.

- Dios no pudo dar a Israel la tierra prometida de Canaán hasta que sus moradores no hubieran llegado al 'colmo' de su maldad: “...hasta ahora no ha llegado al colmo la maldad de los amorreos” (Gn 15:13-16). Dios tuvo que retener a su pueblo ¡400 años! en Egipto, exponiendo a su propio pueblo a la esclavitud, hasta que se llegara a ese colmo. Cuando eso sucedió, Dios ya pudo no sólo ajustar cuentas con Egipto, también ordenar 'justamente' la conquista de la tierra y el exterminio de un pueblo que por ejemplo sacrificaba a sus hijos al dios Moloc .

(Cap. 4 de mi “El conflicto árabe-israelí. Una aproximación bíblico-histórica” http://laiglesiaennovelda.blogspot.com.es/2010/06/el-conflicto-arabe-israeli-una.html, que puedes encontrar íntegro en la etiqueta 'Dossier sobre Israel')

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