Dios y la violencia I

 "...Para anunciar que Yhaweh, mi Roca, es recto y que en Él no hay injusticia" (Salmo 92:15)

El Dios vivo, único y verdadero, que es Comunión de Amor entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, es amable, supremamente digno de ser amado. Él es Luz, y en Él no hay ningunas tinieblas. También es justo, su naturaleza y carácter mismo es ser justo en todas su obras y maneras de obrar, la justicia y el derecho son el fundamento de tu trono (su gobierno); Él mismo es el fundamento objetivo de la justicia, y sus leyes sostienen el universo y fundamentan el bien y la paz en las relaciones de todos los seres inteligentes. De hecho, lo que Él legisla y el modo como actúa es la definición de la Justicia.

La obra magna de Satanás desde el principio viene siendo distorsionar la imagen de Dios ante los ojos del hombre, y sembrar dudas acerca de su bondad e intenciones para con el hombre: "¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?... No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal" (Gn 3:1-5). Al escuchar la voz del Engañador, desconfiando de Dios y queriendo ser como Dios dejando a Dios fuera, el hombre ha caído y se ha hecho incapaz de entender a Dios, su Derecho, sus Razones, sus Juicios, su Misericordia, Paciencia y Gracia:

"Así ha dicho Yhaweh: "No se alabe el sabio en su sabiduría, ni se alabe el valiente en su valentía, ni se alabe el rico en sus riquezas. Más bien, alábese en esto el que se alabe: en entenderme y conocerme que yo soy Yhaweh, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra. Porque estas cosas me agradan, dice Yhaweh" (Jer 9:23-24).

"Dijo el necio en su corazón: 'No hay Dios'. Se han corrompido; han hecho cosas abominables. No hay quien haga el bien. Yhaweh miró desde los cielos sobre los hijos del hombre para ver si había algún sensato que buscara a Dios. Pero todos se habían desviado; a una se habían corrompido. No había quien hiciera el bien; no había ni siquiera uno" (Salmo 14:1-3).

"... la ira de Dios se manifiesta desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que con injusticia detienen la verdad. Porque lo que de Dios se conoce es evidente entre ellos, pues Dios hizo que fuese evidente. Porque lo invisible de él -su eterno poder y deidad- se deja ver desde la creación del mundo, siendo entendido en las cosas creadas; de modo que no tienen excusa. Porque habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios ni le dieron gracias; más bien, se hicieron vanos en sus razonamientos, y su insensato corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios se hicieron fatuos... Ellos cambiaron la verdad de Dios por la mentira, y veneraron y rindieron culto a la creación antes que al Creador, ¡quien es bendito para siempre! Amén... Por esta causa, Dios los entregó a pasiones vergonzosas... Como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, los entregó Dios a una mente reprobada, para hacer lo que no es debido..." (Romanos 1:18-32)

"Porque está escrito: destruiré la sabiduría de los sabios, y desecharé el entendimiento de los entendidos. ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde el escriba? ¿Dónde el disputador de esta edad presente? ¿No es cierto que Dios ha tranformado en locura la sabiduría de este mundo? Puesto que en la sabiduría de Dios, el mundo no ha conocido a Dios mediante su sabiduría, a Dios le pareció bien salvar a los creyentes por la locura de la predicación. Porque los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado: para los judíos tropezadero, y para los gentiles locura. Pero para los llamados, tanto judíos como griegos, Cristo es el poder de Dios y la sabiduría de Dios. Porque lo necio de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres" (1Corintios 1:19-25).

"La Sabiduría hace oír su voz en las calles; clama en la plaza pública. La sabiduría clama a los que están reunidos frente a la entrada de la ciudad y a las multitudes por la calle principal: «Simplones, ¿hasta cuándo insistirán en su ignorancia? Burlones, ¿hasta cuándo disfrutarán de sus burlas? Necios, ¿hasta cuándo odiarán el saber? Vengan y escuchen mi consejo. Les abriré mi corazón y los haré sabios.

Los llamé muy a menudo pero no quisieron venir; les tendí la mano pero no me hicieron caso. No prestaron atención a mi consejo y rechazaron la corrección que les ofrecí. ¡Por eso me reiré cuando tengan problemas! Me burlaré de ustedes cuando les llegue la desgracia, cuando la calamidad caiga sobre ustedes como una tormenta, cuando el desastre los envuelva como un ciclón, y la angustia y la aflicción los abrumen. Entonces, cuando clamen por ayuda, no les responderé. Aunque me busquen con ansiedad, no me encontrarán. Pues odiaron el conocimiento y decidieron no temer al Señor. Rechazaron mi consejo y no prestaron atención cuando los corregía. Por lo tanto, tendrán que comer el fruto amargo de vivir a su manera y se ahogarán con sus propias intrigas. Pues los simplones se apartan de mí hacia la muerte. Los necios son destruidos por su despreocupación. En cambio, todos los que me escuchan vivirán en paz, tranquilos y sin temor del mal" (Proverbios 1:20-33).

"En aquella misma hora Jesús se regocijó en el Espíritu Santo y dijo: "Yo te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas de los sabios y entendidos y las has revelado a los niños (los que se hacen como niños delante de Dios). Sí, Padre, porque así te agradó" (Lucas 10:21).

"El orgullo lleva a la deshonra, pero con la humildad viene la sabiduría" (Proverbios 11:2).

P.F. Obed

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