Por qué el ecologismo no es ecológico

¿POR QUÉ EL ECOLOGISMO NO ES ECOLÓGICO? Porque fuimos creados EN Cristo, POR Cristo y PARA Cristo (Col 1:16-17), el Creador le puso a Cristo como Jefe y Cabeza de todas las cosas creadas, y sometió el destino de toda la Creación al destino del Género Humano. De modo que cuando la Humanidad cayó en rebelión contra el Creador, toda la Creación quedó sujeta a la esclavitud de la corrupción.

Por eso, únicamente sometiéndonos al Creador como criaturas dependientes de Él, siendo redimidos por Cristo de nuestra antiecológica rebelión a Dios por la fe en su sangre derramada a causa de nuestros pecados (sufrió el castigo que nosotros merecíamos), y sujetados debajo de Cristo como Cabeza de todas las cosas (Ef 1:9-10), regresamos a nuestro 'lugar natural', a nuestro punto de equilibrio en todo el ecosistema creacional, donde todas nuestra relaciones se vuelven correctas, ¡¡ECOLÓGICAS!!: con Dios, con nosotros mismos, con los demás y con el resto de la Naturaleza.

"Pues la creación aguarda con ardiente anhelo la manifestación de los hijos de Dios. Porque la creación ha sido sujetada a la vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa de aquel que la sujetó, en esperanza de que aun la creación misma será librada de la esclavitud de la corrupción, para entrar a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una sufre dolores de parto hasta ahora. Y no sólo la creación, sino también nosotros, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos dentro de nosotros mismos, aguardando la adopción como hijos, la redención de nuestro cuerpo" (Romanos 8:19-23).

Gracias a Dios, y contra la obstinación y locura humana (satánica en el fondo), por debajo de las fuerzas destructivas que azotan al planeta y a la propia Humanidad, está actuando poderosamente otra Fuerza: ¡¡el Creador está avanzando el cumplimiento de su Plan: QUE EN CRISTO SEAN REUNIDAS BAJO UNA CABEZA TODAS LAS COSAS, HACIENDO ASÍ EL SHALOM: la paz que brota de la justicia; el bienestar en todas sus dimensiones: la salud corporal, social, económica, política y espiritual; la armonía ecológica de todo lo que existe; significa la Vida plena y abundante que el Dios de Jesús quiso para todos, pero que sólo disfrutarán los que a tiempo recibieron por la fe al Salvador del Mundo.
P.F. Obed

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