Para qué fuimos diseñados y la locura de autoinventarse

El Ser Humano fue diseñado con una naturaleza de RECIPIENTE, pre-dispuesta para ser llenada. Dios creó al Ser Humano para ser contenido y expresado por él. Dios es el CONTENIDO que da sentido al RECIPIENTE que es el Ser Humano, y realiza su destino. Aceptar esto, reconociéndose 'criatura', es la humildad. Y la sabiduría...

El 'Pecado' consiste en rebelarse contra este diseño y propósito divino, y pretender convertirse en contenido de sí mismo: una naturaleza de recipiente pretendiendo ser el contenido de sí misma. Esto es el orgullo. En ese intento la naturaleza humana ha quedado desfigurada, frustrada, vacía... devino un engendro monstruoso (si pudiéramos verlo con los ojos de Dios...¡en eso consiste el arrepentimiento o conversión!). En realidad, detrás de cada pecado late esta locura de auto-inventarse al margen del propósito divino, colocándose en el lugar de Dios, en-diosándose.

ESTO ES EL MAL, y el origen de todos los males, cuyo destino final es la muerte como frustración eterna del propio ser, separado para siempre del Dios por quien y para quien fue creado. Por eso nuestra vieja naturaleza debe morir; por eso Dios la puso en Cristo y la crucificó en la cruz.

Pero por otro lado Jesús realizó la naturaleza humana conforme al diseño y la voluntad de Dios: vino enviado por el Padre, no por su propia cuenta; en nombre del Padre, no en su propio nombre (Jn 5:43); vino a hacerla voluntad del Padre, no la suya propia (Jn 4:34; 6:38; Lc 22:42); no hizo nada por cuenta propia, sino las obras que el Padre le dio para cumplirlas (Jn 5:19.36); no vivió por sí mismo, sino por el Padre (Jn 6:57); su doctrina no era de Él, sino del Padre (Jn 7:16), no hablaba por cuenta propia, sino lo que había oído de parte del Padre (Jn 8:26.28); siempre hizo lo que agradaba al Padre (Jn 8:29); no buscó su gloria, sino la del Padre (Jn 8:49-50); ÉL ES 'EL HIJO', cuya naturaleza consiste en RECIBIRLO TODO DEL PADRE, su ser entero está constituido por el Padre, por eso lo expresa perfectamente: "Si me habéis conocido a mí, también conoceréis a mi Padre... El que me ha visto a mí, ha visto al Padre... Las palabras que yo os hablo, no las hablo de mí mismo, sino que EL PADRE QUE MORA EN MÍ hace sus obras. Creedme que yo soy en el Padre,y el Padre en mí" (Jn 14:7-11).

El Padre era el contenido de Jesús: "en Él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad" (Col 2:9). Ahora Jesús quiere transmitirnos su naturaleza de 'hijo': "Pero a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de llegar a ser hijos de Dios" (Jn 1:12); ahora Jesús desea morar en nosotros y ser nuestro contenido: "Así como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, de la misma manera el que me come también vivirá por mí" (Jn 6:57);

El propósito de la salvación no es otro que restaurar al Ser Humano a su original y glorioso destino: contener y expresar a Dios. "Si alguno me ama -dice Jesús-, mi palabra guardará (a modo de recipiente). Y mi Padre lo amará, y vendremos a él, Y HAREMOS MORADA EN ÉL" (Jn 14:23).

Y esto no sólo individualmente, sino corporativamente, como iglesia: "Habéis sido edificados sobre el fundamento de los apóstoles y de los profetas, siendo Jesucristo mismo la piedra angular. En él todo el edificio, bien ensamblado, va creciendo hasta ser un templo santo en el Señor. En él también vosotros sois juntamente EDIFICADOS PARA MORADA DE DIOS EN EL ESPÍRITU". (Ef 2:20-22)

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