Si el Dios único, vivo y verdadero, no fuera un Dios triuno, no se habría podido decir "Dios ES amor" (1Jn 4:8).

Un individuo solo y solitario puede amar, pero no puede "ser" amor. El Dios viviente, único y verdadero, no sólo ama, sino que ES amor en sí mismo, constitutivamente, esencialmente, ontológicamente.

Dios ES amor porque ES en sí mismo una Comunidad relacional, una comunión de amor entre tres Personas, coeternas, inseparables, interpenetradas la una en la otra, en eterna comunión recíproca.
El amor eterno entre ellas es tan libre, tan radical, tan puro, que eternamente les constituye en UNA SOLA COSA.

"Yo y el Padre una cosa somos" -dijo Jesús- (Juan 10:30).

Entonces podemos entender cuán sublime y glorioso es el destino para el que el Hombre ha sido creado: por medio del Hijo, que se hizo hombre, y nos salvó de nuestra independencia mortal, ser asociados, introducidos, en esa Comunión de amor eterno.

Eso debe ser la Iglesia en la tierra: la manifestación del misterio de amor del Dios triuno.

"Nadie ha visto a Dios jamás. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros" (1Juan 4:12).

Nadie ha visto a Dios jamás. Y si el amor mutuo como Cristo nos amó no es restaurado en la Asamblea de Dios, el amor conforme al pleno conocimiento de la verdad que está en Jesús, así seguirá siendo...

Que Dios tenga misericordia de nosotros!!

P.F. Obed

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