La naturaleza humana y la salvación

Nunca se nos hace tan evidente la corrupción y perversión de la naturaleza humana que hemos heredado de Adán que cuando intentamos cumplir la Ley de Dios con nuestras propias fuerzas.

Para eso murió y resucitó Jesucristo, para que podamos nacer de nuevo por la identificación y unión con Él mediante la fe, y disfrutar así de Su Espíritu y Su naturaleza santa.

No hay otra posibilidad de salvación. Las leyes, la política y los estados sólo pueden, con harta dificultad, poner algo de freno a esa naturaleza envenenada por el poder del Pecado.

P.F. Obed

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