Fiesta del orgullo gay... ¿Qué opina el que inventó la sexualidad?

EL SEXO no lo inventaron los sexólogos, ni los psicoanalistas, ni los políticos, ni tú, ni yo, LO INVENTÓ EL DIOS CREADOR DE LOS CIELOS Y LA TIERRA, EL PADRE DE JESUCRISTO; Él lo diseñó, inscribió en su esencia y dinamismo un significado, lo destinó para ser practicado dentro de los límites de un determinado ámbito, y lo ligó inexorablemente a unas consecuencias... ¡¡Él puso las reglas para el correcto disfrute del sexo y la plena realización sexual del ser humano!!.

Ni los sexólogos, ni los psicoanalistas, ni los políticos, ni tú, ni yo, podemos modificar impunemente tal diseño, significado y ámbito de ejercicio. Transgredir las leyes divinas que lleva inscritas el sexo es 'Pecado' (= 'errar el blanco'), una ofensa a Dios y un atentado contra uno mismo; como cualquier otra transgresión de las leyes divinas, supone introducir alteraciones y desequilibrios en el orden divino creacional, y lleva aparejada en sí misma como consecuencia la muerte, la cual es anticipada en diversas alteraciones físicas, emocionales, psíquicas, sociales, ecológicas y espirituales, y se extiende más allá de la muerte física hacia una existencia eterna frustrada en su destino, lejos de Dios, que es la Vida verdadera, pues hemos sido creados y diseñados para disfrutar de la comunión y la vida abundante de Dios eternamente: "Porque la paga del pecado es muerte; pero el don de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro" (Romanos 6:23). No se imaginen los impíos que eso del infierno será una especie de eterna fiesta del orgullo gay, las enfermedades de transmisión sexual con sus dramáticas consecuencias son sólo una llamada de atención, una llamada al arrepentimiento: "He aquí, has sido sanado; pero no peques más, para que no te ocurra algo peor" (Juan 5:14)... Dios misericordiosamente permite que ciertos pecadores gusten anticipadamente algo del destino de muerte al que conduce su conducta, para que tengan la oportunidad de arrepentirse a tiempo: "Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues sus mujeres cambiaron las relaciones naturales por relaciones contra naturaleza.De la misma manera, también los hombres, dejando las relaciones naturales con la mujer, se encendieron en sus pasiones desordenadas unos con otros, cometiendo actos vergonzosos, hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución que corresponde a su extravío" (Romanos 1:26-27).

Dios creó al Ser Humano hombre y mujer, y asignó el ejercicio del sexo al ámbito de la alianza esponsal como la expresión física de la unión emocional y espiritual, y para la procreación de la especie en un contexto de amor y estabilidad: "Creó, pues, Dios al hombre a su imagen; a imagen de Dios lo creó; hombre y mujer los creó. Dios los bendijo y les dijo: “Sed fecundos y multiplicaos... Por tanto, el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne" (Génesis 1:27-28; 2:24).

Dios incluye en el término ''fornicación' todo ejercicio ilegítimo del sexo, fuera de la alianza esponsal entre un hombre y una mujer: promiscuidad, adulterio, autoplacer, pornografía, sexo virtual, bisexualidad, homosexualismo, bestialismo...

Últimamente la 'ideología de género' ha venido a 'diversificar' aparentemente el pecado de fornicación: transexualismo, intersexualismo, pansexualismo... Esta ideología viene a quebrar la unidad entre naturaleza y persona, entre biología e identidad sexual: yo no tengo por qué recibir la naturaleza sexual masculina o femenina que el Creador me ha asignado, sino que yo me pongo en el lugar de Dios y me asigno mi sexo conforme a mi voluntad, o simplemente 'trasciendo' las diferencias sexuales para tener sexo con 'cualquier persona'. Detrás de esta ideología asoma la cabeza Satanás, pretendiendo usurpar el lugar de Dios: 'seré semejante al Altísimo' (Isaías 14:14), 'seréis como Dios' (Génesis 3:5), lo cual constituyó el origen del mal en el universo. La ideología de género es una ideología satánica.

El Ser Humano fue diseñado con una naturaleza de RECIPIENTE, pre-dispuesta para ser llenada. Dios creó al Ser Humano para ser contenido y expresado por él. Dios es el CONTENIDO que da sentido al RECIPIENTE que es el Ser Humano, y realiza su destino. Aceptar esto, reconociéndose 'criatura', es la humildad. Y la sabiduría!!...

El 'Pecado' consiste en rebelarse contra este diseño y propósito divino, y pretender convertirse en contenido de sí mismo: una naturaleza de recipiente pretendiendo ser el contenido de sí misma. Esto es el orgullo, el origen del mal. En ese intento la naturaleza humana ha quedado desfigurada, frustrada, vacía... devino un engendro monstruoso (si pudiéramos verlo con los ojos de Dios...¡en eso consiste el arrepentimiento o conversión!), por eso Jesús dijo que nos es necesario 'nacer de nuevo' (Juan 3:1-21). En realidad, detrás de cada pecado, y eminentemente de la ideología de género, late esta locura de auto-inventarse al margen del propósito divino, colocándose en el lugar de Dios, en-diosándose.

Algunos aún pretenden justificarse a sí mismos argumentando que Jesús era compasivo con los pecadores, y que no puede haber nada malo en 'amar'. Desenmascaremos estas sutilezas de Satanás de la misma manera que lo hacía Jesús: "Está escrito...", es decir, apelando a la Palabra de Dios como la norma suprema y suficiente para discernir la mente, el sentir y la voluntad de Dios acerca de todas las cosas.

En primer lugar, hagámonos una pregunta: ¿quién define lo que es el amor: nosotros o el Creador?:"En esto sabemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios Y GUARDAMOS SUS MANDAMIENTOS" (1Juan 5:2). Y es sabido (si hay un mínimo conocimiento de la Palabra de Dios y un mínimo de honestidad) que la fornicación, el homosexualismo... están prohibidas y condenadas por Dios:  Gálatas 5:19.21; Colosenses 3:5-6; 1Corintios 6:9-10; 18; Romanos 1:22-28; Efesios 5:5-12; 1Tesalonicenses 4:3-4; 2Timoteo 4:3; Santiago 1:13-15; 2Pedro 2:9-10; Judas 1:7; Apocalipsis 21:8; Levítico 18:22; y lo concerniente a Sodoma, por cuya conducta los homosexuales son llamados también 'sodomitas': Génesis 13:13; 19:1-11; 2Pedro 2:6; 1Reyes 14:24; 15:11-12; Job 36:13-14; Jud 1:7. De todos estos versos inspirados por Dios, podemos comprender Su voluntad perfecta al respecto de tema tan moderno y viejo.

En segundo lugar, la compasión y la misericordia de Dios expresada en Cristo es PARA CON LOS PECADORES, ¡JAMÁS PARA EL PECADO!! "La paga del pecado es la muerte" (6:23). ¡El pecado destruye al pecador! ¿Qué clase de amor sería aquel que justifica lo que destruye al ser humano? "Fiel es esta palabra y digna de toda aceptación: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero" (1Timoteo 1:15). Cristo murió por todos nosotros, "por nuestros pecados" (1Corintios 15:3), PARA RECIBIR EN LUGAR NUESTRO EL CASTIGO QUE MERECEN NUESTROS PECADOS: "El mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero a fin de que nosotros, habiendo muerto para los pecados, vivamos para la justicia. Por sus heridas habéis sido sanados" (1Pedro 2:24), de modo que todo aquel que se arrepiente de sus pecados, los confiesa y abandona, ES JUSTIFICADO EN VIRTUD DEL SACRIFICIO DE CRISTO (1Juan 1:8-10; Proverbios 28:13; Romanos 3:22-26). ¡¡CRISTO JUSTIFICA A LOS PECADORES que se arrepienten y acuden a Él, PERO NO SUS PECADOS!!. Jesús dejó más que claro en aquella parábola del fariseo y el publicano que es aquel que se humilla y reconoces sus pecados el que es justificado, no el que se justifica a sí mismo (Lc 18:9-14).

Cuando presentaron ante Jesús a aquella mujer sorprendida en flagrante adulterio para ser apedreada, después de 'desarmar' a los que justificándose a sí mismos querían menospreciar y condenar a los demás, Jesús mostró claramente esto que venimos diciendo: "Entonces Jesús se enderezó y le preguntó: —Mujer, ¿dónde están? ¿Ninguno te ha condenado? Y ella dijo: —Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: —Ni yo te condeno (he aquí la gracia, la compasión para con el pecador). Vete y desde ahora no peques más (he aquí el juicio del pecado)" (Juan 8:10-11).

Y no olvidemos una cosa tremenda: Dios puede perdonar los pecados (gracia, misericordia, compasión) porque Cristo ha sufrido el castigo que merecen (justicia, juicio). Si no juzgamos nuestros pecados, si no los ponemos bajo la sangre de Jesús confesándolos, si los justificamos y nos instalamos en ellos, Cristo no tiene otra forma de evitarnos el castigo y la condenación...

P.F. Obed

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